El Diablo es uno de los protagonistas preeminentes de la cultura occidental. La Iglesia le ha atribuido, desde su fundación, todo tipo de crímenes, maldades y travesuras. Ahora bien, quizás Satanás no es tan poderoso y despiadado cómo lo pintan aquéllos que a lo largo de los siglos han llevado la voz cantante en materia de religión. Daniel Defoe, el genial creador de Robinson Crusoe, publicó en 1726 esta Historia del Diablo en la que sigue sus huellas y testimonios desde los orígenes de la humanidad hasta la época moderna, haciendo gala de sus vastos conocimientos políticos, históricos y literarios,de su erudición bíblica y, sobre todo, de la sutil ironía que caracterizó su obra. Obra a un tiempo crítica y amena, polémica y descriptiva, erudita y panfletaria, su lectura sigue siendo imprescindible tanto para los interesados por su inmortal protagonista como para los seguidores de su no menos inmortal autor.