Argumento de Historia Cultural del Humanismo
La definición aristotélica del hombre como «animal que tiene palabra», Zóon lógon échon, la tradujo Séneca al latín como animal rationalis, y se volcó a las lenguas vernáculas como «animal racional». Al ser humano se le llamó «hombre» en el mundo grecorromano clásico, «persona» en el mundo cristiano medieval, «sujeto» en el mundo ilustrado moderno, y, tras la liquidación de la modernidad, se le llama «existencia» o «existente», y no se le interpreta como subsistente y autónomo, sino como vida o como tiempo. El remitir la definición aristotélica a su base histórica y sociológica abre perspectivas para el análisis del hombre y del humanismo en varios sentidos, y sobre todo en dos. En primer lugar, abre el campo para la pregunta sobre cómo era el hombre y lo humano antes de la aparición de la polis y tras la desaparición de la polis (cosa que puede haber ocurrido en la segunda mitad del siglo XX). En segundo lugar, abre el campo para el análisis de las relaciones entre los factores determinantes de la aparición y la desaparición de la ciudad, a saber, la economía de producción, la propiedad inmobiliaria y la escritura. Desde estos enfoques es como se estudia el ideal de humanitas que ha tenido vigencia en los diversos momentos de la cultura occidental.0