Durante décadas la democracia liberal ha sido aplaudida como el mejor de los posibles sistemas de gobernanza. Sin embargo, esa categórica afirmación está hoy lejos de ser incuestionable. La democracia, en crisis en Occidente, debe probar su vigencia.
En Occidente, argumentan Berggruen y Gardels, ya no vivimos en «democracias industriales», sino en «democracias consumistas» en las que se impone el cortoplacismo. En contraste, la visión a largo plazo de los líderes chinos empuja a su nación hacia el futuro. Pero China también se enfrenta a desafíos derivados de su meteórico ascenso. Su floreciente clase media cada vez exigirá más participación, mejores mecanismos de control de la responsabilidad política, el freno a la corrupción y la ampliación del imperio de la ley.
A medida que el siglo XXI avance, estos dos sistemas deberán competir con un mundo auténticamente multipolar en el que ninguna potencia domina en solitario y en el que las sociedades son cada vez más diversas. Para hacer frente a estos retos es necesario un nuevo sistema de «gobernanza inteligente» que delegue el poder e implique verdaderamente a los ciudadanos en las cuestiones que los afectan con el fin de reconciliar la democracia informada con la meritocracia responsable.
Este oportuno libro es una guía tanto conceptual como práctica de los desafíos a los que se enfrenta la buena gobernanza en un mundo que se verá sometido a una profunda transformación en las próximas décadas.