La valoración social del trabajo ha variado mucho a través de la historia. Para griegos y romanos, era propio de esclavos. Hoy es el principal medio para obtener recursos económicos y prestigio; pero su sentido antropológico ha quedado casi en la penumbra. Gracias al trabajo, el hombre puede vivir la solidaridad, y transformar la naturaleza en un don que ofrecer a Dios y a los demás.