Europa no debe ser el refugio de naciones fracasadas sino la unión de naciones orgullosas de sí mismas y de su historia y su cultura, y orgullosas de compartirlas y haberlas compartido con el resto de las naciones europeas. Una Europa digna y también satisfecha de sí misma y de su historia, de su cultura, de su civilización. Una Europa de naciones comprometidas a defender la civilización europea, la cultura europea; ilusionadas en el desarrollo de un proyecto común de liderazgo en todos los órdenes. Una Unión Europea reformada, abierta y competitiva. Una Europa de naciones y ciudadanos libres, donde no estén oprimidos por las administraciones públicas. Con una organización eficiente, sin el despilfarro y el gigantismo funcionarial y burocrático actual.