La tarea del docente es entusiasmante pues lo que pretende es la promoción integral de la persona: esta es la tarea educativa por excelencia. En este sentido, la ética del docente es ética aplicada, es decir, la propuesta de un modo de vivir y actuar que cristaliza en virtudes. Pero, ante todo, se trata del análisis de cómo ocurre la promoción de la plenitud personal del docente al realizar éste la tarea de la promoción de la plenitud del alumno. Para ello, se analiza qué es la persona, qué son los valores en cuanto faros que orientan el crecimiento de las personas y cómo se encarnan estos valores en virtudes en la actividad del docente. Al cabo, se propone el encuentro entre profesor y alumno como lugar de personalización.