La Ética a Nicómano constituye una reflexión sistemática sobre el comportamiento humano comprendido en el marco de la polis y en el seno de las relaciones sociales y colectivas. Aristóteles inaugaura de este modo el sujeto de la ética como la forma del gobierno de sí mismo, pero no se trata de un sujeto ideal aislado, sino de un sujeto social. De ahí su continuidad con la Política, en tanto gobierno de la ciudad. Ética y política no se excluyen, sino que se complementan, y al mismo tiempo se recorta cada una en un campo que es específico y distintivo. El gobierno de sí mismo, y el gobierno de los otros, se rige por idénticos principios. El ethos humano, según Aristóteles, se caracteriza por la capacidad de elección y de liberacón cuyo fin último es la obtención del bien.
En esta obra, Aristóteles introduce el paradigma del "justo medio", como el ideal hacia donde debe orientarse el resultado d ela acción humana. Y de este "justo medio" surge la medida del exceso y el defecto de dichas acciones. La ética, ante todo, consiste en la acción. Por ello, el aprendizaje ético no depende del componente racinal del alma, sino de las acciones que se llevan a cabo. La virtud y la justicia se aprenden practicando acciones virtuosas y justas, y no predicando sobre ellas.
La Ética a Nicómano constituye uno de los pilares fundamentales del pensamiento ético griego, al lado de las otras vertientes platónica y socrática, con las cuales Aristóteles destaca su posición crítica. La Ética a Nicómano, se sitúa en una posición diferente respecto de las éticas abstencionistas como la estoica, y también respecto de las éticas hedonistas de la liberación del deseo y de los placeres, como también la proposición platónica de una ética en tanto ciencia que describiría los caracteres ideales y su relación con el bien supremo.