Nietzche realiza ataques devastadores a la moral cristiana enlazados todos ellos al tema conductor del Superhombre y la Transmutación de todos los valores. Sin embargo, el cargo principal formulado al cristianismo en su obra sea acaso el haber provocado un atraso de casi mil años en el desarrollo de la ciencia y el haber condicionado y obstaculizado la búsqueda de métodos y procedimientos científicos. Este atraso, esta retardación inadmisible consumada sólo con el propósito de imperar y dominar, se inaugura con la destrucción de la cultura antigua propiciada por San Pablo, el primer fundador de la Iglesia propiamente dicha.
Nietzche afirma que lo verdaderamente anticristiano no es Satán ni todo el linaje diabólico presentado por la Biblia como una confirmación in contrario de la prédica cristiana. Por el contrario, lo anticristiano es aquí la vida misma, sus instintos vitales, la fuerza del hombre que transfigura y se transforma en super-hombre.
Anticristiano es también la transvaloración de los valores, es decir, la aparición de lo estrictamente humano en la dimensión ética. El hombre ya no se debe al cielo, sino a los hombres. He de ahí el mensaje de Anticristo.