«Otoño de 3006 de la Era Cristiana, del año 2458 de la Hégira, día 25 del mes de Tishrei del año hebreo de 6766, año 795 de la Era Espacial, desde que el hombre puso por primera vez el pie en un planeta de otro sistema solar. Yo, Unaphistim Delver, Científico del Consejo, omitiendo mis títulos como procede, dirijo esta comunicación a mis compañeros del mismo, haciendo constar igualmente mi calidad de planetario o propietario de planetas en número de catorce, para aclarar mi situación de preponderancia en la economía de la zona. Esta comunicación guarda el carácter de la más absoluta reserva, por lo cual solo es dirigida a aquellos compañeros que ostentan la categoría de planetarios, además de científicos. »Debo comunicarles que creo haber resuelto uno de los más grandes misterios de la historia de la Humanidad, desde que fue creada en la lejana Tierra, hasta que la abandonó casi por completo para conquistar los centenares de mundos que ocupa ahora. Me estoy refiriendo al hecho, inexplicable para todos los sabios y científicos que lo han estudiado, de que el llamado planeta Marte, el cuarto de nuestro primigenio Sistema Solar, en una fecha que las crónicas no han guardado con exactitud, pero que se sitúa a mediados del siglo XXII, no mucho después de que se iniciase nuestra Era Espacial, comenzase a desplazarse lentamente hacia los planetas exteriores, y atravesase una tras otra las orbitas de Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno, Plutón, la nube de Oort y los demás planetas que fueron descubiertos en su momento».
Así es como comienza este libro fascinante salido de la pluma de uno de los mayores autores de ciencia ficción española. Sin querer pecar de presumidos, sabemos que esta novela que ahora les ofrecemos es una de las mejores de los últimos años. Puede que haya quien diga que es una novela que no viene a cuento, que es una novela que no era necesaria. Todo eso es superfluo. Esta novela es aventura en estado puro. Un estado tan puro, tan diáfano, que solo puede compararse con dos cosas: con la serie marciana de Edgar Rice Burroughs (de la que esta novela no es más que un homenaje extenso y sentido en el total sentido de estas palabras) y de la fabulosa serie del «Mundo del Río» de Philip José Farmer. El Marte que nos vamos a encontrar es el Marte soñado por tantos de nosotros, un mundo lleno de aventuras, princesas, guerreros, magos, científicos... y resucitados que buscan su destino entre las estrellas.
Gabriel Bermúdez Castillo, escritor español de ciencia-ficción, nació en Valencia en 1934 pero siendo un niño su familia se trasladó a Zaragoza, donde se formó intelectual y artísticamente. En razón de su profesión ha residido en diversos puntos de la geografía hispana. Notario en Almería, reside actualmente en Cartagena. Escritor reconocido con una larga trayectoria, que arranca en 1971. Cuenta con 10 obras publicadas, varios relatos y numerosos premios, entre los últimos el Premio Ignotus 2002 de narrativa de ciencia ficción. La compilación «El mundo Hokum» (próximamente en Delirio), de 1971, es su primera incursión en la ciencia ficción. El autor vertió en cinco relatos, dos de los cuales eran novelas cortas (el que daba título a la antología y \"Amor en una isla verde\", ganador de un premio en la Convención Europea celebrada aquel año en Trieste), las claves de toda su producción posterior. \"Amor en una isla verde\" es el primero que sitúa la acción en un planeta con recursos agotados, viviendo en un maremágnum de residuos y con un aire casi irrespirable. \"1944\" es un precedente de «El señor de la rueda» como \"El Pulpo\" lo es de «La piel del infinito». Por ello cabe destacar la importancia de la misma como estudio precursor de sus particulares universos. En la actualidad, Gabriel Bermúdez es uno de los pocos autores de aquella generación que se mantiene en activo, y uno de los más conocidos escritores hispanos de ciencia ficción, que ha suscitado interés en las revistas del género, dónde se han dedicado números monográficos a su obra. Todo ello ha contribuido a que la figura de Bermúdez Castillo sea, en estos momentos, una de las más apreciadas en la literatura fantástica española contemporánea. Algunos de sus relatos son considerados clásicos de la ciencia ficción hispana, así los cuentos \"La última lección sobre Cisneros\" (1978), donde la censura toma carta de naturaleza en el marco de una España sumergida irreparablemente en el ocaso final de los recursos planetarios; y sobre todo \"Cuestión de oportunidades\" (1982), una crítica a nuestras más bajas pasiones, y las novelas «Viaje a un planeta Wu-Wei» (1976), el destierro de Sergio Amstrong de la «civilización» al «mundo salvaje», en realidad un viaje iniciático, y «El señor de la rueda» (1986), en dónde se nos muestra una sociedad pseudomedieval descrita con un sentido del humor que la hacen memorable, han merecido toda suerte de elogios. Su gran obra, «Mano de galaxia» (2008, completa), es una Space Opera más allá de toda descripción. El autor opta, en general en toda su obra, por involucrar de forma voluntaria al lector e incluso en la más clásica Space Opera (temática de aventuras interestelares) incluye elementos de reflexión, que hacen que este tome parte activa en la narración. Busca sus propias metas y hacer partícipe al lector de sus preocupaciones: la falta de libertad, la falta de comunicación y la vorágine de un consumismo desmesurado. En sus obras, Bermúdez no desprecia la tecnología sino la mala utilización de la misma.