En medio de este mar de intrigas, un legado imperial aparece asesinado en la costa de la provincia de África, mientras que su hija ha sido raptada y permanece cautiva de los piratas en lo más profundo del desierto. Marco Agripa, el fiel lugarteniente de Augusto, decide llegar al fondo del asunto y le encarga la misión a su nuevo descubrimiento: Curcio Rufo. Curcio es un antiguo centurión caído en desgracia al que es más probable encontrar durmiendo la borrachera abrazado a una esclava que resolviendo conspiraciones palaciegas. Agripa, no obstante, está decidido, y la expedición parte hacia África con un objetivo claro: liberar a la hija del legado. Pero en la Roma imperial no todo es lo que parece...
Wallace Breem vuelve al Imperio romano que tan bien plasmó en El águila en la nieve, esta vez a la época de sus prometedores inicios en lugar de su fatídico final. Con un ritmo rápido y ágil y una maestría indudable para retratar a sus personajes y las relaciones que mantienen entre ellos, El enviado de Roma es una novela tremendamente adictiva que no descuida la atención a la fidelidad histórica que caracteriza la obra de Breem.