Argumento de Envejecimiento, Conocimiento y Experiencia
Vivimos en la modernidad y en la era de la tecnología, donde la sabiduría del viejo es prescindible. Al eliminar la sabiduría como elemento de valor y significación en la sociedad de la modernidad, estamos desposeyendo de toda función social a los mayores, otorgándoles un tiempo y un lugar específicos, al margen de la centralidad social del mercado. Sin embargo, hablamos de un nuevo jubilado, distinto del de generaciones anteriores, pues se presenta en sociedad con un periodo más dilatado en expectativas de vida, con un nivel educativo y de formación superior y, por lo general, con un nivel de renta o de ahorro, dependiendo de la actividad profesional ejercida, también muy superior al de jubilados anteriores. Además, es preciso valorar, desde una perspectiva rigurosa, la forma en la que ha recibido sus conocimientos, los ha asimilado, los ha puesto en práctica y los ha transmitido, no como una mera repetición mimética de gestos, sino como un acervo propio y particular, enriquecido con una impronta singular. En la actualidad, las personas mayores y los viejos tienen muchas posibilidades de disfrutar un ocio significativo. Lejos de la creencia estereotipada de que todos son iguales, las diferencias individuales no sólo no disminuyen a medida que envejecemos, si no que pueden incluso aumentar. Una gran mayoría de las personas que acuden a programas universitarios para mayores no pudieron estudiar porque en su juventud tuvieron que sobrevivir a una guerra que les impidió ir a escuelas y universidades. Para superar esta situación de carencia, en la actualidad son miles los que estudian en España. La variedad de programas culturales y educativos es una exigencia acorde con un marco social democrático y pluralista como corresponde a una sociedad democrática. Se trata de la implantación de programas educativos socio-competentes que tratan de reactualizar los conocimientos con vistas a una mejor gestión de la vida personal y social de estas personas.0