Porque, si la frontera resulta un lugar incómodo para vivir, es igualmente el lugar privilegiado para el encuentro, el mestizaje, el diálogo intercultural, la comunicación, la transgresión, la desinstalación, la itinerancia, la búsqueda. Juan José Tamayo lleva muchos años viviendo por opción personal en la frontera religiosa, en el límite entre la fe y la increencia, en el filo de la navaja entre la ortodoxia y la heterodoxia. Y, a decir verdad, no le resulta tan inhóspito.
Este libro recoge una serie de sugerentes reflexiones del autor sobre cristianismo y laicismo escritas a pie de página de los acontecimientos, en las que toma el pulso a la realidad y lo hace trascendiendo dicha realidad y proponiendo alternativas para su
transformación. Ése es uno de sus méritos.