Rafael Asunción Vizcaya es un traficante de cocaína del barrio La Merced y trabaja para El Señor, quien es comprador de droga en Panamá.
El Señor debe transportar grandes cantidades de droga desde aquel país sureño, y para ello lleva miles de dólares, un nombre y un domicilio en un papel escritos a lápiz dentro de su pasaporte.
Esta novela, que se nos presenta como desconcertante y onírica, es también una inmersión a los horrores y excesos de una época.