El viajero contumaz no puede permanecer impávido ante el progresivo deterioro del medio ambiente. Sus prácticas habituales influyen no poco en este agravamiento, por lo que urge adaptarse a la nueva situación y reducir al máximo la huella ecológica, sin por ello renunciar a una de las actividades más placenteras y formativas de las que disponemos los humanos. Para acomodarlo a la sostenibilidad, en este libro se cuestiona la concepción habitual que tenemos del turismo. Se parte de la necesidad de potenciar el uso del económico y alternativo transporte intermodal, surgido de la combinación de la bicicleta, el tren y el autocar. Después se reflexiona sobre cuáles son los condicionamientos temporales, de equipaje, alimentación y alojamiento que afronta el trotamundos y qué opciones ofrece este peculiar trayecto, que apenas deja rastros materiales y con el cual se acumulan vivencias, no metas.