?Hace ya muchos años tuve un sueño revelador en el que reviví mi viaje de la eternidad al tiempo, el paso de un estado de plenitud al tiempo de los hombres. Entre la eternidad y el tiempo, entre el mundo invisible y el visible, existe una frontera definida. Está ahí siempre presente, aunque nosotros no podamos percibirla con nuestros sentidos. El sueño es una dimensión esencial de la vida, y en él todo es posible. Volvemos a vivir la vida, pero de otra manera. En algunas ocasiones, las hebras del sueño se quedan enredadas en los recodos de la memoria, y te permiten vislumbrar lo que sería imposible percibir en la realidad. Esto es lo que me sucedió a mí.?