Imaginemos por un momento que no es verdad todo lo que nos cuentan, que nuestro mundo no es tan feliz como algunos pretenden aparentar, que la esclavitud no ha desaparecido sino que tan solo ha cambiado de forma, que en realidad no somos libres, y lo más importante: que somos causantes de esta situación. Si tan solo nos lo imaginamos nada cambiaría, pero ¿qué pasaría si sospechamos que es cierto y empezamos a hacernos preguntas?, ¿qué pasaría si obtenemos las respuestas? Mediante un sencillo método que se basa en aplicar la lógica conseguimos responder a estas y a otras preguntas. La lógica supuestamente sirve para obtener conclusiones ciertas, pero las respuestas que obtenemos son a ratos sorprendentes y a ratos provocadoras. ¿Es posible que la certeza sea provocadora?