Encontrar al marido de sus sueños era algo en lo que Kate Perry había fracasado tres veces. Y de una cosa estaba segura: ése no era Ry Grayson. Aquel amante de las diversiones se oponía en todos los sentidos a lo que ella buscaba. De modo que, ¿por qué no podía dejar de pensar en aquel hombre?Ry había regresado a Northbridge para resolver el misterio del pasado de su abuela y no para tener una relación con esa terapeuta mojigata que, ni por asomo, era su tipo. Pero una vez que Kate se soltó la melena, aquella fabulosa melena roja, una vez que le mostró su lado más apasionado, cualquier cosa podría suceder.