Durante toda su vida, Mark Collins había luchado por encontrar un lugar al que pertenecer. Justo cuando pensaba que, después de trabajar muy duro, el negocio familiar estaba por fin a su alcance, se enteró de que su abuelo adoptivo había nombrado a un competidor en su testamento. A Leanne Fairbanks le correspondía Collins Company tanto como a Mark y estaba decidida a ser su presidenta. Hasta que su guapo rival empezó a despertar en ella sentimientos que nada tenían que ver con los negocios. De pronto, Leanne debía decidir si ganando una batalla perdería la guerra, en especial cuando estaba en juego su corazón.