Lo que comienza como una chispeante saga familiar cuando la familia de Alexandar huye de Bulgaria a Italia, en pleno periodo estalinista, se convierte en una cruda descripción de la realidad de nuestros días y culmina, para sorpresa del lector, en un relato fantástico. Los Luxow sueñan con la Tierra Prometida, pero, como suele ocurrir en estos casos, entre la ilusión y la realidad se abre un abismo: Italia se reduce a un campo de refugiados, del que huirán de nuevo, esta vez a Alemania. Ya adulto, Alex, descontento consigo mismo y el mundo que le rodea y le aísla, no ve salida para él. Pero un día aparece, como para rescatarle, su padrino Bai Dan, un hombre de noventa y nueve años, sabio y pícaro jugador de dados, muy conocido en los Balcanes, quien embarca a Alex en un fantástico viaje en tándem por el mundo, pues, según él, el mundo es lo bastante grande como para ofrecer muchos caminos que lleven a la salvación.