Prácticamente desconocido en gran parte de nuestro país, el ventrílocuo Paco Sanz (1872-1939) fue uno de los artistas españoles más populares de la primera mitad del siglo XX. Nacido en el seno de una humilde familia valenciana, su enorme talento y dedicación le llevó a triunfar durante más de treinta años en teatros de toda España, Portugal y Latinoamérica con su aclamada compañía de autómatas, que mereció el aplauso unánime de público y crítica por la gracia y realismo de sus muñecos y el ingenio de sus diálogos y comedias. A lo largo de su carrera, grabó además innumerables discos que se escucharon en todos los hogares españoles y filmó una película documental en la que mostraba los secretos del increíble mecanismo de sus actores de madera. El comienzo de la guerra civil le sorprendería de gira por América, y tras permanecer tres años en Francia, falleció al poco de regresar a su tierra, pasando desde entonces su nombre y su legado artístico a un injusto olvido.