El peregrinaje por el mundo del hampa y la marginalidad se Silverio un joven norteño, muy parecido al narcotraficante "El Canelito" (el hijo de Malasuerte) mientras lucha por reencontrar su bizarro concepto del amor, encarnado en una mujer muy desagradable físicamente, además de traidora.
Con su carrera profesional estancada en un centro comercial en decadencia en la parte más muerta de la ciudad, trabajando para un tonto de los negocios, el cual encima de todo se cree vivo, Silverio decide sumarse a las filas de los testigos de Jehová, con quienes pronto comenzará a publicar de puerta en puerta, actividad que lo llevará al encuentro con Telma, la femme fatale de este relato, esposa de un capitán de barco tiburonero al que habrá que asesinar primero que nada para ganar su amor.
A lo largo de esta odisea dantesca, ambientada en el Pacífico mexicano, veremos a Silverio embarcarse en una orgía de sangre, venganzas y traiciones, a fin de pagar las deudas contraídas por su amante, mientras encarna los oficios más dispares, entre ellos el de vendedor de accesorios para celular, taquero, predicador, marinero, asesino a sueldo, tratante de blancas, contrabandista de armas, capo de la mafia e investigador privado; este último, al lado del célebre detective Malasuerte, protagonista del estupendo libro Malasuerte en Tijuana, publicado por esta misma editorial en 2009.
Parte homenaje a las historias de James Cain, parte tributo a la ciudad costera que vio nacer a su autor, El infierno puede esperar es, ante todo, una novela ágil, cargada de humor negro y escenas que rayan en el absurdo pero que, al mismo tiempo, resultarán escalofriantemente familiares para el lector.