En la Tierra, no sólo lo recordaban, sino que se había convertido en un pintor de moda; la gente pagaba por sus cuadros unas sumas que él jamás habría imaginado y, en la pequeña ciudad donde a nadie le interesaba su pintura cuando vivía, ahora todos se vanagloriaban de haber sido amigos suyos. ¡Incluso pensaban prepararle un homenaje!
Iván se tomó las cosas con humor. Después de todo, él estaba muerto y ya nada le afectaba... Pero los vivos... ¿Cómo reaccionarían cuando se presentase entre ellos con la sana intención de enredar un poquito?