El relato muestra la preocupación de su autor por la presencia, siempre benéfica y entrañablemente humana, de la figura del sacerdote en las más diversas tramas sociales; la presencia de un hombre que conoce como pocos las profundidades del alma humana, tanto las alturas del bien como los abismos del mal. La fina ironía inglesa, la cruda descripción de la realidad social y la habilidad para conducir el relato sitúan la obra en la línea más valiosa de la novela católica en lengua inglesa (J. H. Newman, R. H. Benson, G. K. Chesterton y G. Greene, entre otros).