Ésta es la historia de un sacerdote parisino del periodo de entreguerras, poco importante en su parroquia, insignificante para los poderosos, amigo de comunistas y mujeres de mala fama, celosísimo servidor de la liturgia y lleno de perplejidades ante su destino y el de los hombres y mujeres que lo rodean, que gasta su vida como servidor de la Palabra y de la Eucaristía para finalmente abandonarse al Señor de esta parábola. El estilo de Bruce Marshall nos hace recordar la delicadeza de un Newman y la ironía de un Chesterton, y sus páginas nos hablan siempre de lo mismo: de la gracia del Acontecimiento cristiano que invade la vida de todos, sacerdotes o no, entrando en la Historia, con mayúsculas, y también en la historia de los pobres diablos. Una apasionante narración que nos convencerá de que la felicidad del hombre consiste en el descubrimiento de la bondad de Dios.