Mientras el sol se ponía en las costas de Isla Verde, iluminando la arena de la Playa Piñones, con sus restaurantes improvisados y kioscos de frituras, cocos y Medallas, la luz dorada quese colaba entre las palmeras, creando danzas de sombras entre la multitud, y el tráfico que bajaba del Viejo San Juan, con sus calles adoquinadas y edificios de la época colonial española, salpicados de rosados, naranjas, violetas, azules y amarillos; como el sol que ahora penetra el aire sucio del San Juan moderno.