Ortúzar Prado va y viene desde la anécdota al cuento, desde el mundo concreto y autobiográfico hasta ciertos delirios surrealistas. Así, algo increíble acontece entre el sueño y la realidad, por ahí la altura apuna, por acá un asaltante que es desconcertado por su aparente víctima. Más allá alguien textualmente entra al paisaje de un óleo que lo subyuga y acullá un suéter erosiona una relación. Y así paso a paso, en presentaciones y juegos de prudente extensión, se va conjugando la tarea con alegría y afectividad.