Aunque el Bardo de Avon ambiente sus terribles dramas en épocas como la Roma Imperial, la Edad Media o el Renacimiento, por más que el astuto autor nos tranquilice con unas convenciones de nombres de reyes, de topónimos y lugares «reales», pronto nos damos cuenta de que la historia se diluye y va quedando sólo el hombre despojado en un lugar sin nombre y sin tiempo.
El texto de un narrador (en ocasiones es el propio Shakespeare) pondrá al lector-espectador en somero antecedente de la línea argumental de cada drama, de manera que pueda comprender mejor la situación que plantea su núcleo central.
El objetivo último de esta antología no es otro que servir como mero anticipo y estímulo a un más profundo conocimiento de la obra de Shakespeare.