Argumento de El Crash de la Información
Desfigurar, dar datos falsos, minimizar las circunstancias agravantes con mensajes positivos pero inanes, desorientar deliberadamente, soliviantar o aturdir, exagerar... Todo eso pertenece al repertorio de la desinformación y en nuestra sociedad es, desde hace mucho, más que moneda corriente. El colapso de los mercados financieros, provocado por la venta masiva de títulos cuyo riesgo fue sistemáticamente ocultado, se debió en gran medida a la propagación del virus de la desinformación que afecta a toda la sociedad. La avanzadilla en esos engaños y ofuscaciones la constituyen las grandes empresas de alimentación, que desorientan al consumidor con datos confusos e incomprensibles sobre el peso, la calidad y el precio de los artículos. Los buscadores de Internet utilizan la información como auténtica materia prima para vender a empresas que buscan adelantarse a las necesidades del cliente. Prácticas ilegales, en su mayoría permitidas, y que muy poca gente denuncia realmente. Los periodistas contribuyen notablemente a la desinformación. Las informaciones financieras no se basan en una sensata pericia, sino en la dramatización o la falacia; y los gobiernos proclaman tener a los bancos y la economía en sus manos, cuando en realidad actúan como su agente. Max Otte expone los mecanismos de la desinformación cotidiana y explica cómo están dando lugar a un colapso social general. Además da indicaciones concretas para que la población recupere su soberanía sobre la información.0