P. es un filósofo de profesión cuya obtención de un escaño en el Parlamento le permite observar en persona cómo es en la realidad aquella política a la que ha dedicado tantas horas de estudio teórico. Desde su posición se da cuenta de que la realpolitik apenas se corresponde con las prenociones que de la política albergaba. Como único aliado para franquear este abismo, P. se apoya en su alter ego, el fantasma, con quien comenta y discute a lo largo del libro la fricción o el desajuste producidos por este contraste. No obstante, en vez de dejarse invadir por la desazón o situarse por encima en actitud grandilocuente, aprende también a admirar a los políticos por fungir como blanco de la frustración e impotencia del ciudadano común, por permitirle descargar en ellos la responsabilidad de su propia existencia.
El cortesano y su fantasma es tanto una crónica ficticia como un tratado de política en el que Xavier Rubert de Ventós combina su filosofía y su pensamiento políticos con su propia experiencia como diputado. El resultado es una mirada escéptica pero receptiva que escudriña cada recoveco del entramado político sin claudicar ni escandalizarse, sino tomando la realidad política en su propia dimensión. Ubicado en un intersticio entre la pomposidad de la academia y el cínico pragmatismo de los poderosos, Rubert de Ventós nos ofrece, desde la perspectiva privilegiada de quien no está del todo fuera ni dentro, una fascinante reflexión sobre el discurrir de la política de su tiempo.
«Como todos, P. había tenido siempre la vaga sensación, inquietante, de que la vida colectiva cuenta con unos cimientos endebles e imprecisos: que su techo es de cristal y sus pies son de barro. Como todos también, él prefería creer que "el Poder" existe, que "Alguien" sabe de qué va la cosa; dirige lo que pasa y de un modo u otro, mejor o peor, nos va llevando. No es otra pensaba la ilusión que les encargamos mantener a los políticos: dotar los acontecimientos de un sujeto, sujetarlos.»