«Todo en esta novela está desencadenado por unas sencillas palabras que sonaron a través del teléfono, en fecha muy precisa, inquiriendo sobre la vida de mi padre, y fue todo aquello que me contaba lo que estimuló una luz, hasta entonces oculta, para traspasar las sombras». Aida Berenguer fabricó esta novela a partir de la transcripción de vivencias en las que intentaba rehabilitar la memoria de su padre, un olvidado periodista y escritor de Melilla. Mediante la constancia de unos hechos, donde se mezcla el documento y la ficción, la autora recobra un ayer. No sólo la historia de una familia sino también de una ciudad, de una época, de unas actitudes y de unos comportamientos. El color de cada día ha obtenido el Primer Premio Especial de Novela TIFLOS 2002, convocado por la ONCE y mediante fallo de un jurado compuesto, entre otras personalidades de la literatura española, por Luis Alberto Cuenca, Antonio Colinas, José Manuel Caballero Bonald, Luis Mateo Díez y Soledad Puértolas.