En clave de comedia y empleando siempre de manera fértil la forma dramática de la elipsis, José Sanchis Sinisterra deja vislumbrar en estas dos piezas observacionescríticas sobre esta época nonata y sin estilo, y sobre el pensamiento, los debates y las tendencias en curso. Situados en el quiasma de ingenuidad y lucidez, los personajes de una y otra obra no están para confirmar, como un eco, lo que la sociedad afirma, o para repetir, como un papagayo, lo que la voz de la naturaleza dice tan ruidosamente, ni para ir en el sentido de la corrrient, sino que están al margen de ello y van a contracorriente, remontado el río. Su dignidad no está en confirmar el estado de situaciones dado, ni en ratificar la fuerza de los que tienen el poder, sino al contrario, en el compensar aquella y en el desmentir esta, con una actitud vital a la vez plural y responsable, y situados en un presente, sin remordimientos de calendario, a la vez fiel y utópico, conscientes y envueltos en la aventura.