El adolescente pálido , tercera novela de Manuel Reguera Saumell, retoma el tema y algunos personajes que el dramaturgo cubano había explorado en su anterior incursión en el género novelístico. En La noche era joven y nosotros tan hermosos (Ediciones Barataria, 2007) la acción se centraba en la relación entre un joven y un hombre maduro en la Cuba del Batistato, y en los riesgos y en la violencia inherentes a un régimen dictatorial. En El adolescente pálido los hechos ocurren en los primeros años del castrismo y los personajes son esta vez víctimas de un gobierno totalitario que engendra la homofobia, la sospecha generalizada, las delaciones y los más brutales castigos.
Todos los caracteres de El adolescente pálidohan sido concebidos magistralmente, pero hay tres que están descritos con la pericia de un experto psicólogo: Luis, el médico y profesor universitario, capaz de perdonar hasta la traición; el comandante negro, que no repara en nada por conservar a su amada; y Ñico, un joven cínico y tierno que lucha contra viento y marea hasta lograr su objetivo. Además de la fluidez de los diálogos y de la acabada psicología de los personajes (todo lo cual es resultado de la vasta experiencia teatral del autor), hay otro aspecto digno de mención y elogio: la forma tan convincente con que Reguera Saumell maneja las relaciones humanas. Lo que en cualquier otro escritor hubiera resultado falso e increíble, él lo expresa con eficacia y convicción. Así, el lector participa en los amores y desamores de los personajes, con la misma naturalidad con que estos asumen y sobrellevan sus propias emociones, con el mismo candor con que estos aceptan las lealtades y deslealtades que esas relaciones les ocasionan.