No hablamos aquí de la repentización ni de la transposición instrumental, porque ambas cosas pueden hacerse con diversos tipos de partituras musicales, no necesitando más que una práctica de dificultad progresiva y, para la transposición, el conocimiento de todas las claves, adquirido ya a través de los cursos de Solfeo.
Supuestos, por otra parte, los imprescindibles conocimientos de Armonía, nos abstendremos de explicar las reglas armónicas tradicionales, tanto por lo que se refiere a la formación y encadenamiento de los acordes como a las duplicaciones, preparaciones y resoluciones de algunas notas; sin embargo, no dejaremos de recordarlas cuando lo creamos conveniente.
Como es lógico, la práctica del Acompañamiento sólo es posible en un instrumento polífono y preferentemente de teclado. No ha de extrañar, por lo tanto, que nos refiramos siempre al piano en nuestro trabajo, dado que, por razones obvias, lo consideramos el instrumento más idóneo.