Aunque Granados no fue especialmente prolífico en este género, mostró su habilidad como adaptador en la transcripción de las 26 Sonatas para clave de Doménico Scarlatti, a las que confirió una escritura pianística brillante y hasta cierto punto virtuosística. Además concluyó Azulejos, que Albéniz dejó inacabada a su muerte, captando perfectamente su estilo y textura, realizó una transcripción para dos pianos de Triana, perteneciente a la Suite Iberia del mismo Albéniz (obra que, dada su importancia y popularidad, aparece en el Vol. 17 de esta publicación) y la armonización de la Marcha Real (que ya aparece en el Vol. 7, correspondiente a las obras juveniles). También adaptó para piano uno de los números de su propia obra en cuatro movimientos El jardí dElisenda escrita para orquesta de cámara, voz, piano y arpa.