Ni se llamaba Lola Montes ni era española, pero encandiló a toda una época con su arrebatadora belleza y pasional temperamento.
Bailarina, aventurera y cortesana, su vida fue una sucesión de viajes, escándalos y excentricidades. Haciéndose pasar por bailarina andaluza debutó en los teatros más importantes del mundo, aunque su talento artístico dejaba mucho que desear. Pero nada impidió que la irlandesa Elisabeth Gilbert, su verdadero nombre, triunfara en todo lo que hizo. Se codeó con los literatos, políticos, músicos y aristócratas más célebres de su tiempo, como Alejandro Dumas, Honoré de Balzac y George Sand. Se casó en tres ocasiones y tuvo una larga lista de amantes, entre ellos el compositor Franz Liszt con quien vivió un apasionado romance. Y, sobre todo, enamoró al rey Luis I de Baviera, quien la nombró condesa de Landsfeld. Por su amor, el monarca se vio obligado a abdicar en 1848. Tras sus aventuras en Europa, la bailarina se embarcó a Estados Unidos donde vivió la fiebre del oro y actuó para los rudos mineros.
Divina Lola nos traslada a escenarios exóticos y remotos, desde su Irlanda natal hasta la magia de la India; a ciudades como París, Londres, Munich, donde deslumbró con sus «danzas españolas», y a las peligrosas tierras de California y Australia donde vivió como una intrépida pionera.