A la hora de titular este libro, Carlos Dávila, director de La Gaceta, del grupo Intereconomía, no tuvo la menor duda en utilizar dos términos para dejar clara su intención: diarios e insurgente, a pesar de que no es hombre de dietarios.
Pero Diarios de un insurgente es una crónica viva de esta pesadilla que está viviendo la España zapaterista, cuyo propósito es demostrar cómo desde el periodismo se puede atentar, con coste claro, contra lo políticamente correcto.
Es la crónica de la intrahistoria de lo que está sucediendo, de la cocina de los rumores, de las fuentes, de los nombres que pueden leerse entre líneas.
Es la crónica de un insurgente que se rebela, aunque respeta su única norma: la libertad.
Y libertad es lo que respiran estas páginas, no exentas de buscada e imprescindible polémica.