Sabrina estaba segura de que estaba huyendo de alguien, o de algo, ¿cómo explicar si no los moratones de su rostro y la omnipresente sensación de miedo que la acompañaba? También tenía la certeza de que Alex podía ayudarla, y no podía negar las chispas de atracción que saltaban entre ellos. Juntos decidieron viajar al campo para resolver el misterio antes de que aquello de lo que Sabrina estaba huyendo consiguiera atraparla.