Ella guardaba un impactante secreto ?.
A Louise Anderson le latía con fuerza el corazón al aproximarse al imponente castello. Solo el duque de Falconari podía cumplir el último deseo de sus abuelos, pero se trataba del mismo hombre que le había dicho arrivederci sin mirar atrás después de una noche de pasión desatada. Caesar no podía creer que la mujer que había estado a punto de arruinar su reputación todavía le encendiera la sangre. Al descubrir que su apasionado encuentro había tenido consecuencias, accedió a cumplir con la petición de Louise? a cambio de otra petición por su parte: ponerle en el dedo un anillo de boda.