El primogénito del conde de Standish y heredero de las propiedades de su padre, Alexander Devize, tenía que volver a Inglaterra a cumplir con sus obligaciones. Allí esperaba encontrar esperándolo a Diana Sherwood, la indomable joven con la que había vivido una inolvidable noche de pasión, una hermosa mujer con la que tenía intenciones de casarse. Pero Diana, después de haber vivido siempre como hija de un soldado, se negaba a ser también esposa de otro, por lo que sus intenciones eran marcharse a Londres y olvidar al salvaje Alex. Convencida de haber encontrado al perfecto caballero en Robert Welbourne, Diana siguió adelante con su plan sin sospechar que había una traición forjándose a su alrededor... y un soldado dispuesto a luchar en una batalla que no debía perder.