Hoy sabemos bien que la organización capitalista moderna se sostiene por diversos y complejos mimbres. Uno de ellos es la fuerza de trabajo, que está compuesta por hombres asalariados que desarrollan diferentes labores en las empresas y fábricas, en los más variados sectores productivos. Los trabajadores prestan sus servicios, de modo autómata y en cadena, en los grandes centros de producción industriales. Junto a ellos, los directivos de las sociedades y corporaciones fijan la estrategia empresarial para la conquista de los mercados de consumo, y la generación de beneficios. El hombre asalariado y la tecnología son las bases del capital moderno. Si en las primeras etapas de la historia de Roma, el siervo de la familia fue una fuerza de trabajo agrícola y ganadera, doméstica, siglos más tarde, ya en el imperio de gentes, el hombre máquina esclavo será el motor de su capitalismo, de su revolución comercial y empresarial, globalizadas. La dirección de empresas en Roma fue llevada a cabo por directivos esclavos especializados. Directivos siervos ?servi negotiatores? que clasificaron y programaron a otros directivos y operarios esclavos en distintos niveles y funciones de obras y servicios, para la ejecución de la gestión empresarial (D. 14, 3, 11, 8). Junto a los directores esclavos, se sitúan también los directivos-artífices del proceso productivo. Conexo a este fenómeno de programación de hombres siervos para el desarrollo de actividades de dirección y gestión de empresas, abordo el estudio del problema de la corrupción de directivos, y realizo un análisis general del ejercicio de la gestión de las empresas, mediante esclavos programados para tal fin en el Imperio de Gentes Romano. En fin, espero que el trabajo sea de vuestro interés. El autor.