«Viví en tiempos de oscuridad, vi desaparecer a mis dos hermanos y a mi
madre crecer sobre ese desgarramiento. Me llevé al exilio un cementerio
generacional. Amigos, colegas, vecinos, parientes, amores. Un destierro
que por hacerme descender a las comarcas del dolor me permitió, también,
mirar más hondo. Reconocí los errores y la soberbia de diseñar un mundo
ideal a expensas de negar y desconocer al otro: las ideologías que nos
encierran y separan y, por eso, nos impiden la maravillosa aventura del
encuentro. La ética, el sentido de la rectitud y el derecho no son
patrimonio ni de la derecha ni de la izquierda», sostiene con
sorprendente coraje Norma Morandini en este ensayo conmovedor, íntimo y
valiente. Un relato en primera persona que nos interpela desde la
profundidad de la pérdida para llamarnos a la humildad y la
reconciliación, al compromiso de reconstruir una sociedad verdaderamente
democrática, más justa y fraternal.