En Cuaresma se nos invita a salir, a romper con toda esclavitud, falta de libertad interior o idolatría que pueden anidar en lo más profundo de nuestro ser. Por ello hace falta la terapia, para extirpar de raíz todo germen de mal y renovar las promesas bautismales en la Vigilia Pascual.Durante este tiempo, la Iglesia, madre y maestra, nos ofrece especialmente el acompañamiento de la Palabra de Dios, el sacramento de la Reconciliación, la participación en la mesa del Señor. Nos invita a practicar la caridad con la limosna, a ejercitar el dominio propio con el ayuno, y a descubrir la revelación del amor de Dios y su llamada paternal en la oración, por la que es posible la experiencia de intimidad en el trato con el Señor. Es momento propicio de celebrar la misericordia de Dios.