Mi amigo Cristóbal siempre estaba triste, su mirada era humilde, jamás prolongada. Yo quería saber porque era así, un día por casualidad lo descubrí. Cristóbal me lo contó. Encontró un amigo en la adolescencia, el era autor dramático y su amigo no. El notó que Fernando era egoísta, pero de los inconscientes. Un día en un estreno de un drama suyo, bramaba una tempestad crítica, y Fernando le defendía casi a puñetazos.