Ha decidido escribir este libro repleto de vivencias no sólo médicas sino humanas, espirituales y políticas, como estímulo vital para aquellos que se sientan acorralados por un diagnóstico que nadie desea escuchar nunca; para quitar la carga maldita que acompaña al temido infarto y para animar a las personas que estén en su misma situación, transmitiéndoles el convencimiento y la experiencia de que se puede continuar haciendo una vida corriente sin ningún temor.
El relato de Anguita no se sitúa en el lado de los diagnósticos médicos, sino en la parte emocional de un enfermo. Más que ciencia lo que hay en él es coherencia y ganas de saborear todos los placeres que la vida ofrece. «¿Dónde estábamos hace cien años, dónde estaremos dentro de un tiempo?», se llega a preguntar, «vamos y venimos al frío del cosmos». Éste es el testimonio de un combatiente siempre en la trinchera. Como él mismo afirma, «el corazón me da pie para hablar de otras cosas que también son motores de nuestras vidas. Donde hay latido hay esperanza, donde fluye la sangre hay ideas. Por lo tanto, más que un libro clínico, en sus manos tiene un libro que habla del ser humano».