Gran privilegio mayor
esta luz reina del día,
alba sin par jerarquía
entre la brisa y la flor.
Exalta a la torre mora
y hace brillar el albero
este milagro en que mora
el limonero.
Sevilla y su luz, Sevilla
viva en su luz temblorosa,
ciudad de la torre hermosa,
sede de la maravilla.
Ciudad sin comparación
sujeta siempre a un compás
¡qué razón
tenía Villasandino
para alzarte en su canción!
“Ciudad sin comparación” de Antonio Aparicio
Antonio Aparicio Herrero (Sevilla, 1916-Caracas, 2000). Vinculado, aunque no publicó nada en ella, a Mediodía, sufrió las influencias habituales en un poeta de su generación, de García Lorca a Neruda, al que trató en el Madrid de la preguerra y en casa de quien vivió varios meses en París, pasando por Guillén, Aleixandre y Miguel Hernández. Colaboró a menudo con la firma -Antonio Aparicio-Errere- en revistas como Hojas de Poesía, Isla, Noroeste o Nueva Poesía. En su ciudad natal participó en las actividades conmemorativas del centenario de Bécquer. En 1936 figuró entre los firmantes de una carta de intelectuales sevillanos que se adherían a Nueva Cultura. Colaboró en Hora de España y en El Mono Azul, y dirigió la revista Al ataque. Al finalizar la Guerra Civil se asiló en Chile, Gran Bretaña y Venezuela.
Entre su extensa obra cabe destacar Elegía a la muerte de Federico García Lorca (1938); Fábula del pez y la estrella (1946) y Ardiendo en ira (1977).
Ciudad sin comparación, libro de poemas inédito, está dedicado íntegramente a Sevilla y es, en gran medida, un homenaje a las voces poéticas de la ciudad del Guadalquivir. Bajar cubierta para prensa