¿Acaso somos unos aguafiestas? ¿A qué viene un libro que relata historias de dolor y de sufrimiento? Ciertamente, vivir en tiempos sombríos constituye una invitación a relajarnos y a dar la espalda a quienes peor lo pasan. El lema «sálvese quien pueda» recorre los caminos vitales que transitamos cotidianamente. Pero no es esa la mejor actitud para afrontar este momento. Sin duda estamos atrapados por una crisis global, con numerosas ramificaciones, pero que arranca de la descomposición de un sistema económico básicamente injusto e inhumano y que arroja fuera de su estructura a cientos de miles de personas. La exclusión social en España se ha duplicado en poco tiempo, y la desigualdad entre Norte y Sur de nuestro planeta, lejos de disminuir, crece cada día más. Bien es cierto que estas cosas, expresadas de este modo, pueden sonar a discurso retórico.Las cartas que constituyen la espina dorsal de este libro se convierten en cartas que las personas excluidas nos dirigen a cada cual, allí donde estamos y vivimos. Sin duda, quienes se adentran en el fango de la exclusión social y en los lugares del sufrimiento necesitan cultivar el necesario pensamiento en la acción que dé sentido y razón a ese quehacer. Pero no podemos engordar la cabeza y pasar de largo ante el pálpito acelerado de un corazón compasivo.
¿A qué viene este libro que cuenta historias de dolor y de sufrimiento? Viene a despertarnos para sensibilizarnos; viene a animarnos para seguir en la brecha; viene a acompañarnos en la necesaria travesía en la que tratamos de humanizar nuestro mundo.