Lentas aguas estivales
pasan ante los ojos de quien
la tímida orilla
pasea.
Entretanto,
barcas, hojas tiernas, alguna flor,
la mano abandonada de un navegante,
surcan el río.
Efímeras ondas aparecen.
Y así, el Támesis, en la plácida tarde,
sostiene sin descanso la esperanza..