Argumento de Brujería y Otros Relatos
Bernard Shaw escribió que la risa era la distancia más corta entre dos personas, y en esta selección de cuentos es la sonrisa cómplice de alguien que conoce la vida, que, como Unamuno, puede decir vengo cansado del duro bregar , la que nos abrirá no los tejados de las casas como hiciera el Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, sino algunos portillos del alma.
Su autor, doctor en Psicología y psicoanalista, que a su larga práctica como terapeuta une su experiencia de empresario, ha sabido extraer de su andadura vital el material de estos cuentos, un variado mosaico de caracteres y situaciones, en el que la angustia, la soledad, la envidia, la alienación en los otros, el altruismo, el sacrificio, la fatuidad, la venganza, la resignación, la esperanza, se disfrazan de personajes y dialogan con el lector, en una suerte de auto no sacramental sino laico, escudriñando cada pliegue, cada matiz, en un viaje fascinante del que ningún lector sale indemne.
Con un estilo incisivo, ágil, desenfadado e irónico, el autor va desgranando actitudes, comportamientos y situaciones de los personajes, en busca de un sentido a sus vidas y a lo que les rodea, de la apertura a otros mundos, del paliativo de su aislamiento, o simplemente de resolver sus problemas económicos. Como telón de fondo, la actual crisis económica y social.
Leer es participar en una delicada alquimia en la que la imaginación del autor y la de lector se reúnen gozosas para, de la materia bruta del idioma, forjar quimeras, mundos, universos. Es el caso de esta obra que, eligiendo la forma breve del cuento, sabe guiarnos, con humor y habilidad, hacia esa realidad que late y acecha en los intersticios de la vida cotidiana; acaso al centro de nosotros mismos.1Bernard Shaw escribió que la risa era la distancia más corta entre dos personas, y en esta selección de cuentos es la sonrisa cómplice de alguien que conoce la vida, que, como Unamuno, puede decir vengo cansado del duro bregar , la que nos abrirá no los tejados de las casas como hiciera el Diablo Cojuelo de Luis Vélez de Guevara, sino algunos portillos del alma. Su autor, José Antonio Benito, doctor en Psicología y psicoanalista, que a su larga práctica como terapeuta une su experiencia de empresario, ha sabido extraer de su andadura vital el material de estos cuentos, un variado mosaico de caracteres y situaciones, en el que la angustia, la soledad, la envidia, la alienación en los otros, el altruismo, el sacrificio, la fatuidad, la venganza, la resignación, la esperanza, se disfrazan de personajes y dialogan con el lector, en una suerte de auto no sacramental sino laico, escudriñando cada pliegue, cada matiz, en un viaje fascinante del que ningún lector sale indemne. Con un estilo incisivo, ágil, desenfadado e irónico, el autor va desgranando actitudes, comportamientos y situaciones de los personajes, en busca de un sentido a sus vidas y a lo que les rodea, de la apertura a otros mundos, del paliativo de su aislamiento, o simplemente de resolver sus problemas económicos. Como telón de fondo, la actual crisis económica y social. Leer es participar en una delicada alquimia en la que la imaginación del autor y la de lector se reúnen gozosas para, de la materia bruta del idioma, forjar quimeras, mundos, universos. Es el caso de esta obra que, eligiendo la forma breve del cuento, sabe guiarnos, con humor y habilidad, hacia esa realidad que late y acecha en los intersticios de la vida cotidiana; acaso al centro de nosotros mismos.