Mi vida ha transcurrido rauda, veloz cual las plumas del avestruz, mas conservo en el alma huellas de juventud. El ansia por agradar todavía sigue prendida a mi ser, me fijo en la felicidad, en la ternura que mis escritos provocan a quienes van dirigidos y eso me hace feliz. Los pensamientos vuelan en mí, la melancolía sustituye mi falta de pericia cuando escribo, pero escribo en un intento porque la vida no se trague mis recuerdos y pasiones. Pájaros revoloteando sobre mi fuente de inspiración locura en mi cabeza. Y la pluma que todavía sostengo me coloca cada día nuevamente frente al papel.
PVP