Unas semanas antes de su muerte, Françoise Dolto evoca con un estusiasmo poco común los acontecimientos más sobresalientes de su historia personal, y lo principal es que se trata de un diálogo con un psicoanalista, de un intercambio entre psicoanalistas. Encontramos, por supuesto, a los padres de Françoise, a aquellos a quienes amó o rechazó en el curso de su vida; sus grandes encuentros (Laforgue, Alain Cuny, Rostand, Lacan, y sobre todo Boris Dolto). La veremos tratar cuestiones técnicas de su oficio, proponer una interpretación original de la psicosis y exponer algunos casos clínicos extremos. La escucharemos también relatar sus intereses extrapsicoanalíticos, especialmente la pintura y la revelación que fue para ella la liturgia ortodoxa. En el encuentro de sus asociaciones lo que se dibuja es la singularidad del sujeto Françoise Dolto.